viernes, 19 de mayo de 2017

RESERVADA (Sebastián Defranchesco)

Te la encargo:
Es tazarse con una ceguera,
con plúmbeos muerteveos y colibríes embalsamados,
no habiendo una ofrenda, una confianza a boca o nada
para dejarse llevar a tientas de la mano.

De tanto husmear mecánicamente,
sin sopesarlo,
ese ambiente parido de mismísimo final.

Y equivale a un niño de un lado
y a una bestia del otro.

O a un tropo ciego en su madriguera
+ arañas + raíces + 3 o 4 lombrices
y el sesgado paso de un labriego

encima,
entre las piernas,
manteniendo a raya a todos sus miembros.

Pero de contarse con uno listo y frizado
lo antes citado puede-y debe-ser sustituido

por el peso específico de un lobo estepario.


S.D.

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