domingo, 7 de diciembre de 2014

MONONUCLEOSIS

Su boca dijo “usted está aquí”,
y desde entonces la prisa y las preguntas
en oídos cada vez más para pozos
cuanto más la luna es creciente,

allá en las profundidades,
donde lactante flota algo muerto
que las monedas arrojadas aún esperan cumplir.

Silbando,
llamando a su boca,
denunciando la ausencia con la rabia suave, la a flor de piel,
con la que un dios crea a su pueblo,
piedra a piedra, espantando los peces;

silbando,
porque si uno acá no pone música, entonces no la pone nadie;
en la entera soledad del alma restada,
la oscuridad silencia susurrando con agua.

En el alto pozo con salida al mar,
a las preguntas habitadas por pulpos y corales,
y al salón de fiesta náufrago, fantasma,
de araña y contrabajos atravesados por monedas,

o por piedras,
pues no sólo es el hábitat de su boca;
en una visión túnel, otro misterio:
la noche alzando su espinazo blanco.

¿Qué es todo esto?

¿Era destete?

¿O un pulmón?
¿Una manzana?
¿Un juguete?
¿Una cabaña a escala en nieve?

¿O acaso una mente?


(y la menta en su boca un error de traducción)


Sebastián Defranchesco (extracto de Libeló)

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