I
Manzanas y bananas,
y el descorche del Vostok
fungoso blanco,
y ella a través de la
ventanilla,
anaranjada, con los clasificados bajo el brazo.
La lucidez de un tren
vertical
sobre su ombligo húmedo al sud-adentro,
hasta ahogar su flash en los túneles
de adobes cilíndricos de acuario.
Ella remite, certifica,
al viril membrete lacrado
de hombre-mundo,
redondo-calvo,
que esputa sobre la coste
de las cabezas de ganado
y las ventajas del feed-lot.
II
Muerto al llegar.
La cópula tensa y frigorífica,
ya no hamacada palpando los labios
de las policromas de Falopio.
Una medianera anciana,
gacha y lejana en alcanfor perfumada
sobre la endiablada conquista
de la farmacopea animal.
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